
De que murió isabel la católica
Isabel de Aragón
, lengua española antigua: Ysabel; 22 de abril de 1451 – 26 de noviembre de 1504), también conocida como Isabel la Católica, fue reina de Castilla y León (Corona de Castilla). Ella y su marido, Fernando II de , aportaron una estabilidad a los reinos que se convirtió en la base de la unificación política de España bajo su nieto, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos V. Tras una lucha por reclamar su derecho al trono, reorganizó el sistema de gobierno, llevó el índice de criminalidad al más bajo de los últimos años y liberó al reino de la enorme deuda que había dejado su hermano. Sus reformas y las que hizo con su marido tuvieron una influencia que se extendió mucho más allá de las fronteras de sus reinos unidos. Isabel y Fernando son conocidos por haber completado la Reconquista, ordenando la conversión o el exilio de sus súbditos musulmanes y judíos en la Inquisición española, y por haber apoyado y financiado el viaje de Cristóbal Colón en 1492 que condujo a la apertura del Nuevo Mundo. La Iglesia Católica concedió a Isabel el título de Sierva de Dios en 1974.
Fernando de Aragón
Isabel I de España (22 de abril de 1451 – 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castilla y León por derecho propio y, por matrimonio, se convirtió en reina de Aragón. Se casó con Fernando II de Aragón, uniendo los reinos en lo que se convirtió en España bajo el gobierno de su nieto Carlos V, el emperador del Sacro Imperio. Patrocinó los viajes de Colón a las Américas y fue conocida como “Isabel la Católica”, por su papel en la “purificación” de la fe católica romana al expulsar a los judíos de sus tierras y derrotar a los moros.
Al nacer, el 22 de abril de 1451, Isabel era la segunda en la línea de sucesión de su padre, el rey Juan II de Castilla, tras su hermanastro mayor Enrique. Se convirtió en la tercera en la línea cuando nació su hermano Alfonso en 1453. Su madre era Isabel de Portugal, cuyo padre era hijo del rey Juan I de Portugal y cuya madre era nieta del mismo rey. Su padre era Enrique III de Castilla y su madre Catalina de Lancaster, hija de Juan de Gante (tercer hijo de Eduardo III de Inglaterra) y de la segunda esposa de Juan, la infanta Constanza de Castilla.
Isabel de Portugal
Tras 50 días de angustiosas oraciones y procesiones, la reina Isabel de Castilla suspendió toda intercesión. Sabía que estaba acabada y se preparó decididamente para la muerte. Cuando un intento de asesinar a su marido Fernando estuvo a punto de triunfar en 1492, había escrito que, puesto que “los reyes pueden morir de algún desastre como las demás personas, hay razón para prepararse a morir bien”. En sus últimos meses estuvo postrada en su palacio de Medina del Campo, aquejada de una fiebre alta y de un empeoramiento de la hidropesía, y a mediados de septiembre era incapaz de ocuparse de los papeles del Estado y estaba atormentada por el insomnio y la sed.
El 12 de octubre firmó su testamento, un largo documento en el que declaraba que su mente estaba “sana y libre”, aunque su cuerpo tenía “una enfermedad que Dios quiso darme”. Pidió a la Virgen María, a San Miguel y a los santos que intercedieran por ella en el juicio, para que, por la misericordia divina, su alma pudiera “ser colocada en la gloria para la que fue creada”. Temía la venganza del Diablo por sus secuaces -musulmanes, judíos, herejes- a los que no había dado cuartel durante toda su vida. Encargó a sus sucesores que honraran a Dios, protegieran y defendieran a la Santa Madre Iglesia, procedieran a la conquista de África a los infieles, mantuvieran firme el estrecho de Gibraltar y apoyaran a la Santa Inquisición en la lucha contra “el hereje depravado”. Un codicilo añadido el 23 de noviembre pedía que los indios del Nuevo Mundo fueran tratados con amabilidad. No quería morir con ellos en su conciencia.
Juana la loca
En conmemoración del 500 aniversario de la muerte de la reina Isabel, y en homenaje a su memoria, la autora ofrece una sugerente perspectiva biológica de su majestad desde el punto de vista de una historiadora ginecológica. La autora destaca los episodios obstétricos que se produjeron a lo largo de su vida reproductiva y que requirieron la implicación de diversos profesionales, como el “protomedicato” típico de la época, matronas experimentadas y Damas de Honor. Los acontecimientos obstétricos más significativos fueron los nacimientos de 5 hijos: Isabel, Juan, Juana, María y Catalina. Dado el carácter transitorio de la Corte, los niños nacieron en diversas zonas geográficas del reino: Palencia, Sevilla, Toledo, Cardaba y Alcalá de Henares. En efecto, fue una mujer excepcional nacida para gobernar y dar a luz a lo largo y ancho de la tierra de su Pueblo.
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